viernes, 4 de septiembre de 2015

Amanda.

El hecho de que el padre de Amanda, Bob Martín, fuera el jefe del Departamento de Homicidios de San Francisco contribuyó a la perniciosa afición de la chiquilla, porque se enteraba de cuanta fechoría ocurría en la ciudad, un lugar idílico que no invitaba al crimen, pero si éste proliferaba en países tan civilizados como Suecia o Noruega, no se podía esperar que San Francisco, fundado por aventureros codiciosos, predicadores polígamos y mujeres de virtud negociable, atraídos por la fiebre del oro a mediados del mil ochocientos, quedara exento.

-Isabel Allende, El juego de Ripper.

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