Carta al director: ¿avance o retroceso?, publicado en El Adelantado de Segovia
Hace unos días vi en una red social
que se iba a llevar a cabo un trasplante de cabeza. El paciente
ruso, Valery Spiridonov, estaba decidido a ponerse en manos de Sergio
Canavero, un cirujano italiano que afirma que su proyecto sólo tiene el límite
mental de la humanidad. Esta noticia me recuerda a una obra que tengo en mi
lista de libros pendientes: El chico de perdió la cabeza, de John Corey Whaley.
Y no, no trata sobre un chico que se enamora perdidamente de una chica. Es
literalmente lo que el título reza, o en palabras técnicas: un trasplante de
cabeza. Creo que no es un libro basado en hechos reales, así que supongo que
será una especie de novela futurista (con todo respeto, pues aún sigue en mi
lista). Pero precisamente por ese futurismo que emana de él lo hace más
maravilloso aún, hasta ahora. Estamos hablando entonces de un libro
"fantástico" que se ha hecho realidad. Dentro de poco veremos Nemos
(Matrix) por las calles. Pero, igual que hay que mirar el
lado bueno de las cosas, también deberíamos considerar lo malo. A nadie más que
a mí le fascina y maravillan los avances, soy la primera que se queda
ojiplática al volver a la pura realidad después de ver una foto de nuestros
antiguos ancestros en blanco y negro. Pero también noto cierto desgaste en la
sociedad. O bueno, más bien lo contrario, puesto que la tecnología de hoy en
día no nos dejaría usar nuestro cerebro ni tres minutos si recurriésemos
constantemente a ella. Como dice un buen amigo mío: "está bien tener el
móvil a mano para echar un ojo a las lecciones de historia de 1º de
Bachillerato, pero el problema empieza cuando preferimos poder tener esos
conocimientos en un segundo en la pantalla antes que en la cabeza." Todo
en exceso es malo. Todo.Una pena que ahora estemos rodeados de neandertales con
iphones. ¿No sería mejor que intentáramos que la sociedad avanzara desde el
punto de vista mental y ya no centrarnos tanto en la tecnología? No estoy
menospreciando el avance material, sino el desequilibrio. Quizá el proyecto del
trasplante de Sergio Canavero sea un tanto descabellado, pero su afirmación se
gana mi veneración. ¿Acaso alguien sabe dónde está el límite?, ¿dónde un avance
deja de ser bueno y comienza a perjudicar a la sociedad?Y tu, ¿avanzas o
retrocedes?
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