sábado, 9 de julio de 2016

Imhotep y Sócrates.

La divinización de Imhotep tiene la gran importancia de reflejarnos que, si bien los faraones se divinizaban pero sus cultos solo duraban unos años, que dependían del comportamiento que había tenido el rey con sus súbditos, el pueblo admiraba mas la inteligencia que el poder, siendo capaz de divinizar a un hombre sin ser rey y mantener su tradición y admiración durante siglos. Porque Imhotep, a través de los egipcios, llegó hasta los griegos que, admirados del personaje, estudiaron sus trabajos y lo incluyeron en su mitología también como dios de la medicina y bajo el nombre de Asklepios. Los romanos, si bien adaptaron los orígenes del dios a su propia historia, como habían hecho anteriormente los griegos, pero también lo aceptaron en su mitología bajo el nombre de Esculapio. Bajo uno u otro nombre, Imhotep y su recuerdo perduran aún en nuestros días, cuatro mil años después de su existencia.



Y ahora se me viene a la mente la supuesta última frase de Sócrates antes de morir: "Critón, le debemos un gallo a Esculapio. Paga mi deuda y no la olvides". ¿Acaso el filósofo veía la muerte como la curación absoluta? Pues Esculapio es el dios de la medicina y si quiere hacer un sacrificio en su honor será porque le quiere agradecer algo; en ese momento podría ser su muerte. O quizá simplemente sea por la curación de otra persona, cumpliendo con las obligaciones religiosas hasta el último momento. No le va a agradecer a un dios que le maten...es algo contradictorio.
Aun así nos seguiremos quedando con la duda.

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