jueves, 23 de junio de 2016

¿En qué lío estoy metido?

La falta de reacción de los habitantes de Pompeya cuando el Vesubio entró en erupción el 24 de agosto del 79 d.C. sigue intrigando. Los pompeyanos tardaron mucho en pensar en abandonar sus rutinas diarias y huir de la catástrofe que los sepultaría de horas. Los historiadores explican esa conducta alegando que, probablemente, ningún ciudadano sabía que el Vesubio era un volcán. No tenían razones para ello, puesto que llevaba siglo inactivo. Se especula que ni siquiera había vocablo latina para la voz volcán
Para afrontar una situación crítica es necesario etiquetarla, ponerle nombre. La Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja establece cuatro clases de episodios críticos: acontecimientos naturales súbitos (terremotos, ciclones...), desastres naturales de larga duración (epidemias, desertización...), coyunturas provocadas por el hombre (incendios, accidentes...) y situaciones producidas por el ser humano que se extienden en el tiempo (guerras, desplazamientos forzosos...). 

Dudas sobre dudas

El primer factor que provoca esta diferenciación es la intencionalidad. En los desastres naturales, el mayor riesgo es acabar dudando del sentido del mundo. En los momento límite de origen humano, podemos dudar de todos, incluso de nosotros mismos. Las tres chicas secuestradas en Cleveland liberadas en mayo de 2013 hablaban de la dificultad de superar la autoculpabilización con principal factor limitante para sus planes de huida.
Los psicólogos también extraen conclusiones del otro factor, la duración. Las investigaciones señalan que, a mayor intensidad del trauma, mayor presencia de síntomas psicológicos. Además, algunas características comunes en las situaciones limite puntuales, como oscuridad, ruidos desasosegantes, rapidez e imprevisibilidad, hacen que nos cueste más tomar el control. Los supervivientes de momentos duros recuerdan siempre los primeros instantes como los peores. 



               Las posturas de los cadáveres pompeyanos revelan que la muerte los sorprendió.

[De la revista Muy Interesante, domingo de 2014, número 403].

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