martes, 29 de marzo de 2016

A la gente no le gusta enfrentarse a cosas que no entiende.

Pero yo me daba cuenta de que se horrorizaban en silencio. Por ejemplo, la primera vez que volví a la iglesia con mi madre, la gente se puso a cuchichear y a señalarnos. Juro que incluso oí decir a una señora: <<Esto es algo antinatural>> mientras pasábamos a su lado. Supongo que a la gente no le gusta enfrentarse a cosas que no entiende. Casi todas las noches salía alguien en el telediario para hablar de mi existencia, para comentar lo que mi vida implicaba para la ciencia, la religión y la humanidad. Todo era un poco abrumador.

- El chico que perdió la cabeza, John Corey Whaley.

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