lunes, 17 de agosto de 2015

Recordémosle, homenaje a Robin Williams

Ya hace un año que Robin Williams murió, digámoslo así, puesto que decir que se suicidó es algo duro de aceptar. ¿Qué se le puede pasar por la cabeza a alguien para que se decida a cometer tal atrocidad? Cada vez que escucho una noticia de alguien que cae en la misma "tentación" imagino la voz de mi madre diciendo "Te ocurra lo que te ocurra, cuéntanoslo antes de hacerlo. Si lo haces, nosotros vamos detrás". Desgarrador.
Por lo que afirman la mayoría de las fuentes, efectivamente su caso se trató de un suicidio: asfixia por ahorcamiento. Aún recuerdo cuando me enteré de la noticia, no sé si el mismo día o uno o dos después. No me lo podía creer. No soy su mayor fan, ni mucho menos, pero sí una cinéfila empedernida y por eso declaro que el 11 de agosto del 2014 se fue un grandísimo actor. Y junto con él la magia de Aladín, del tablero de Jumanji, de Andrew Martin, del Profesor Philip Brainard y de muchos más. Un gran legado, sí señor.
Se dice también que empezaba a aflorar en él la enfermedad del Parkinson y que luchaba constantemente contra la ansiedad y la depresión. Y hoy es cuando me pregunto por qué salen a la luz estos detalles ahora y no antes, cuando todavía seguía vivo. ¿Por qué nos hacemos fanáticos de una persona por su arte y no por su persona? No hay mejor manera de adoración que aquella que más se asemeja a la amistad, y para eso hace falta conocerla. Valorarla como persona y no como actor, cantante o pintor que es. Puesto que antes que artista es persona ante todo, como tú o como yo. Quizá los grandes de Hollywood tengan más dinero que nosotros, pero todos acabamos en el mismo sitio, tarde o temprano. Eso nos hace iguales.
Y por eso me arrepiento ahora de no haberle dado más importancia en vida, de no haber visto más de tres veces sus películas para pensar "qué grande eres, Robin" en vez de "qué grande fuiste, Robin".
Por lo menos podemos pensar que hace un año se unió a todas esas maravillosas personas que parece 
ser que no encajaban en la vida, como canta Jenna Mcdougall en Amelia : "Ojalá estuvieras aquí , pero 
cada vez está más claro que simplemente la Tierra no es lugar para un ángel como tú". Me consuela 
pensar que ahora está en una eterna charla con Marilyn Monroe, Heath Ledger o Bruce Lee.

 Por eso, recordémosle por la persona que fue, aunque las fuentes de información no son muy fiables 
en cuanto a famosos se refiere. Aunque duela, humanicémosle recordándole con todas sus desventuras
 y, ante todo, con esa sonrisa que opacaba todos esos infortunios. A pesar de sus mágicas y maravillosas películas, él fue tan persona como tú o como yo. Hasta siempre, amigo Robin.

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