Ya
hace un año que Robin Williams murió, digámoslo así, puesto que decir que se
suicidó es algo duro de aceptar. ¿Qué se le puede pasar por la cabeza a alguien
para que se decida a cometer tal atrocidad? Cada vez que escucho una noticia de
alguien que cae en la misma "tentación" imagino la voz de mi madre
diciendo "Te ocurra lo que te ocurra, cuéntanoslo antes de hacerlo. Si lo
haces, nosotros vamos detrás". Desgarrador.
Por
lo que afirman la mayoría de las fuentes, efectivamente su caso se trató de un
suicidio: asfixia por ahorcamiento. Aún recuerdo cuando me enteré de la
noticia, no sé si el mismo día o uno o dos después. No me lo podía creer. No
soy su mayor fan, ni mucho menos, pero sí una cinéfila empedernida y por eso
declaro que el 11 de agosto del 2014 se fue un grandísimo actor. Y junto con él
la magia de Aladín, del tablero de Jumanji, de Andrew Martin, del Profesor Philip Brainard y de muchos más. Un gran legado, sí señor.
Se
dice también que empezaba a aflorar en él la enfermedad del Parkinson y que
luchaba constantemente contra la ansiedad y la depresión. Y hoy es cuando me
pregunto por qué salen a la luz estos detalles ahora y no antes, cuando todavía
seguía vivo. ¿Por qué nos hacemos fanáticos de una persona por su arte y no por
su persona? No hay mejor manera de adoración que aquella que más se asemeja a
la amistad, y para eso hace falta conocerla. Valorarla como persona y no como
actor, cantante o pintor que es. Puesto que antes que artista es persona ante
todo, como tú o como yo. Quizá los grandes de Hollywood tengan más dinero que
nosotros, pero todos acabamos en el mismo sitio, tarde o temprano. Eso nos hace
iguales.
Y
por eso me arrepiento ahora de no haberle dado más importancia en vida, de no
haber visto más de tres veces sus películas para pensar "qué grande eres,
Robin" en vez de "qué grande fuiste, Robin".
Por lo menos podemos pensar que hace un año se unió a todas esas maravillosas personas que parece
ser que no encajaban en la vida, como canta Jenna Mcdougall en Amelia : "Ojalá estuvieras aquí , pero
cada vez está más claro que simplemente la Tierra no es lugar para un ángel como tú". Me consuela
pensar que ahora está en una eterna charla con Marilyn Monroe, Heath Ledger o Bruce Lee.
Por eso, recordémosle por la persona que fue, aunque las fuentes de información no son muy fiables
en cuanto a famosos se refiere. Aunque duela, humanicémosle recordándole con todas sus desventuras
y, ante todo, con esa sonrisa que opacaba todos esos infortunios. A pesar de sus mágicas y maravillosas películas, él fue tan persona como tú o como yo. Hasta siempre, amigo Robin.
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